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sábado, 2 de enero de 2010

LOS REYES MAGOS

2 de enero de 2010.

Por Mario Hernández

Como cada año, la tradición de los “Reyes Magos” llega a los hogares de millones de mexicanos.

Melchor, Gaspar y Baltasar no tienen distingos: le traen juguetes a todos los niños y niñas que les escribieron y dejaron una carta en el arbolito de navidad o en los zapatos al pie de la cama; también les dejan a los pequeños que mandaron su carta en un globo. Al llegar el día no importa si se portaron bien o mal: todos tienen su juguete.

Aunque el 2010 inicia con alza de impuestos que afecta los bolsillos de las familias, los padres de familia sacan la cartera y los ahorros del cochinito para poder comprarle una pelota a su hijo, una muñeca a su consentida o un “nenuco” al bebé. Quizás a los ahijados les comprarán la típica bota de dulces, pues en esta fecha sea grande o modesto el regalo: la felicidad de los pequeños dependerá de los detalles de los padres.

VÍSPERA. La espera de los reyes magos es toda una algarabía, pues es la noche del 5 de enero cuando los niños preguntas a sus padres a qué hora llegarán los reyes. La insistencia y desvelo de los pequeños por esperar sus juguetes sonroja a los padres, quienes mandan después de media noche a dormir a los inquietos infantes.

Los padres aprovechan que sus hijos se durmieron –o al menos así lo creen ellos- para ir al mercado de juguetes más cercano a comprar los juguetes que pidieron en casa los menores. Algunos aprovecharon las ofertas de meses pasados y ya tienen los juguetes preparados en algún escondido lugar del hogar.

Silenciosamente, los padres, quienes actúan como los reyes magos, colocan los juguetes en la base del aún verde árbol de navidad, otros los ponen a los pies o debajo de la cama para que la sorpresa de los niños sea inmediata a la hora de despertar.

TRADICIÓN. Los juguetes que reciben los niños y niñas mexicanas en su día son, desde épocas remotas: aviones de hojalata, balones, canicas, patines del diablo, bicicletas, carros de control remoto; muñecas, juegos de té, muñecos de peluche, barbies, nenucos, juegos de mesa, juegos didácticos, entre otros…

El 6 de enero los niños se la pasan todo el día con piyama, despeinados y con las chinguinas en los ojos salen a la calle a jugar y presumir sus juguetes con el resto de los pequeños del vecindario; quizás también los lleven a la escuela por un par de días: son felices. La alegría se refleja en sus semblantes, la novedad de sus juguetes la platican a los desconocidos, no miden consecuencias, es su día de reyes, lo gozan, lo disfrutan, lo comparten: son niños.

ALAMEDA. La Alameda Central de la Ciudad de M

éxico, se convierte en el sitio de reunión de chicos y grandes en los días previos a la llegada de los Reyes: los adornos y luces que iluminan la Alameda en honor a Juárez, sirven de marco a los actores improvisados que representan a los "Reyes Magos", creando un ambiente de ilusiones y regalos. Los niños se acercan curiosos y expectantes a los "Reyes Magos", para tomarse la fotografía del recuerdo, montados en el caballo, el camello o el elefante de los reyes.

RELEVANTES. La tradición de los reyes llegó a México con los misioneros españoles y es en este colorido país donde se encuentra el segundo santuario más importante del mundo con respecto a los Tres Santos Reyes, ubicado en la ciudad de Tizimín, Yucatán; siendo visitado por millares de personas durante las fiestas religiosas en su honor celebradas a finales de diciembre y principios de enero.

El día 6 es festivo en países como Alemania, Austria, Italia, Suecia, Finlandia, Croacia, Liechtenstein, Eslovaquia y en partes de Suiza (Schwyz, Tessin, Uri y algunas comunidades del cantón Graubünden).

En la localidad alicantina de Ibi, y en la plaza a la que dan nombre, se encuentra el único monumento conocido en el mundo dedicado a la figura de los tres Reyes Magos de Oriente. Dicho monumento, de 5 mil 800 kilos, fue inaugurado el 5 de enero de 1974 y es una obra en piedra caliza del escultor granadino D. Aurelio López Azauste.

En el año 1601 los abogados de Londres encargaron a Shakespeare una obra de teatro que se tituló Noche de Reyes y fue representada ante la reina Isabel I.

HISTORIA. La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos, fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo Testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (aunque no especifica el número ni el título de "Reyes") quienes, tras seguir una supuesta estrella, buscan al «Rey de los Judíos que ha nacido» en Jerusalén, guiándoles dicha estrella h

asta Jesús nacido en Belén, y a quien ofrecen ofrendas de oro, olíbano y mirra. Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia, como por ejemplo el llamado Evangelio del Pseudo Tomás (o Evangelios de la infancia de Tomás) del siglo II, sin embargo, dan su número y les asignan nombre: Melchor, Gaspar y Baltasar, posiblemente sacerdotes zoroastristas provenientes de Persia. Los nombres son además diferentes según la tradición siriaca. Según posteriores interpretaciones los Magos fueron considerados originarios de África, Europa, y de Asia respectivamente.

Tres Reyes Magos: Si bien la Biblia explica que fueron tres los regalos otorgados por los magos al niño Jesús, la primera referencia concreta respecto al número de Reyes Magos la da Orígenes, un conocido escritor eclesiástico, en el siglo IV.

En el siglo V, el Papa León I el Magno estableció oficialmente su número en 3 para toda la cristiandad. A mediados del siglo VI, en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia) se les asignaron los nombres de "Melchor", "Gaspar" y "Baltasar", que supuestamente equivalen en griego a "Appellicon", "Amerín" y "Damascón" y en hebreo a "Magalath", "Serakin" y "Galgalath". Según una leyenda, sus restos se encuentran en la Catedral de Colonia, Alemania, donde se encuentra el llamado Relicario de los Tres Reyes Magos.

LA BIBLIA. “Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del Rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?

Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” Mateo 2,1-2, versión Reina-Valera 1960.

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