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sábado, 26 de septiembre de 2009

El Nivel, la cantina que han pisado desde Santa Ana hasta Zedillo Ciudad / Domingo 13 de Febrero, 2005

Todos los presidentes de México la han visitado, desde el general Antonio López de Santa Ana, Benito Juárez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo e incluso el fallecido candidato a presidente por el PRI, Luis Donaldo Colosio. La cantina El Nivel además de tener la licencia número uno, puede presumir de ser la más antigua del país y Centroamérica. Jesús Aguirre, lleva cerca de 50 años como dueño de la cantina y expresa que se siente feliz de ser el primer mexicano en obtener un negocio como éste, ya que en ese entonces la mayoría pertenecían a burgueses españoles. Rubén Aguirre, hijo de don Jesús y también dueño de El Nivel, señala un cuadro colgado en la pared, donde está el permiso que les otorgaron en esa época, indicando que es el No. 1 que se expide en la ciudad de México. “Es bonito conservar algo histórico porque aparte de ser cantina, pues es algo antiguo, claro que aparte de tener historia tenemos cultura, puesto que tenemos aproximadamente 85 pinturas que nos donó de por vida la Academia San Carlos y varias fotografías inéditas de ese entonces”, expresó Rubén Aguirre. La han pisado y la siguen frecuentando políticos, pintores, escritores, artistas, antropólogos y presidentes. “Ignacio López Tarso, Eduardo Yáñez, Gloria Trevi, Ana Martín y el grupo Café Tacuba acuden a echarse sus tragos y su botana”, dijo. Declaró que personajes importantes de la vida nacional como José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Luis Donaldo Colosio e incluso el presidente cubano Fidel Castro han estado ahí. Señaló que el jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador también acude a echarse sus copitas. De igual forma señaló que periodistas de Amsterdam, Checoslovaquia, Miami, Costa Rica, California, Venezuela y España acuden a su establecimiento. Comodidad. El Nivel tiene una fachada barroca y en su interior las paredes reflejan la cultura e historia de la cantina, se aprecia el arte de la pintura en una pared con más de 80 pinturas, hay fotografías de varias épocas, caricaturas de cartonistas en un espacio rústico y sus sillas, sillones y mesas en combinación verde-madera le dan un toque intelectual. El piso de mosaico recién lavado con pino mezclado con la humedad de la arquitectura barroca, el olor de las bebidas que se sirven en ella y el vapor de las botanas que se preparan en cazuelas de metro y medio, a una esquina de la barra, dan un aroma exótico. Con un precio que va de los 25 a los 200 pesos por copa, los visitantes puede disfrutar de un ron, brandy, coñac, wisky, cerveza o tequila, que incluye botanas como cacahuate, pancita, sopes, carnitas, albóndigas, pollo, carne, chicharrón, chile en nogada y milanesa. Contemplando el espacio reservado de una pared para las caricaturas del cartonista Heras, Aguirre comenta que el negocio ya no es tan redituable como antes “apenas sobrevivimos”. “Es bonito porque es un sitio donde viene todo público y porque las cantinas no son malas, malas son las que salen en la televisión, en las que entran a balazos y hay broncas, que se le derogue esa imagen. Una cantina es para ver los partidos de futbol con los amigos, que se les quite el estrés, es un tipo de ambiente de convivencia y no me gustaría que se cerraran este tipo de negocios para que se sirvan conservando durante mucho tiempo”, expresó. El mesero Rogelio Frausto Rodríguez, mejor conocido como “Colosio”, de aproximadamente cincuenta años, lleva más de dos décadas laborando en El Nivel y ha atendido a políticos como el secretario de Gobierno del DF, Alejandro Encinas. “Es un gusto laborar en una cantina llena de cultura donde la gente viene a celebrar un negocio, una victoria, una derrota, una decepción amorosa o una conciliación”, manifestó. También trabajadores jóvenes como Víctor Zapata, mesero de 20 años, opinó que estas cantinas antiguas deben perdurar por mucho tiempo en nuestro país, porque es parte de la cultura de los mexicanos. El Nivel tiene muy buena vibra, porque se llena seguido y es muy satisfactorio ver que asista tanta gente”, comentó. Por otra parte, el cliente y doctor Miguel Angel García, trabajador de plataformas marinas en Pemex, dice que se han perdido estas cantinas con este tipo de características históricas, de las que se utilizaban para hacer negocios. “Tengo más de 40 años de conocer El Nivel y más de 20 años de entrar a beber una copa y aunque vengo unas dos veces al año debido a mi trabajo no cambio el lugar por ningún otro moderno”. En un clima cálido, debajo del giro de las aspas del ventilador se empinan en la barra unos tarros de cerveza personas que a simple vista se les nota que son empresarios, como el caso del norteamericano David. David, un estadunidense que se encontraba en la barra, recargando los brazos sobre la misma y con la pierna derecha sobre el descansa pies, dijo que supo del lugar por un libro de historia latina y de ahí le llamó la atención para visitar México. Su historia. El Nivel abrió sus puertas por primera vez el 2 de febrero de 1855 con un permiso expedido por el propio presidente Benito Juárez, pero no fue sino hasta 1872 cuando obtuvo la licencia. Su nombre tiene raíz en una escultura erigida para señalar el nivel existente en comparación con el lago de Texcoco. El Nivel recibió un reconocimiento del ex regente de la ciudad, Oscar Espinosa Villareal, por cumplir 150 años de existencia y está próximo en cumplir su aniversario número 200.

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