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domingo, 27 de septiembre de 2009

El periodismo cultural en peligro de extinción

ACTA DIURNA

Recordaba las clases que mis profesores me dieron durante la carrera de Comunicación y Periodismo. Hubo una materia que se llamaba Literatura y Periodismo, en esta nos explicaron el concepto de periodismo cultural. Cuando salí de la FES Aragón, entonces ENEP, en el 2004, mi emoción era grande: quería escribir chingón en una sección cultural.

Sin embargo, la realidad en el campo laboral es frustrante. Suerte tuvimos los que nos colocamos en un medio escrito o electrónico, pero sin duda les va mejor a los que decidieron poner un changarro.

Un par de meses después de la graduación universitaria logré entrar como practicante a la mesa de la sección Nacional (política) del periódico La Crónica de Hoy, donde comenzó mi verdadera formación periodística. A la redacción de este diario llegué pidiendo Cultura, pero no había lugar mas que en política, la sección más fuerte en todos los periódicos.

Recientemente, el escritor René Avilés Fabila, escribió en dicho diario una columna titulada ¿El periodismo cultural se extingue?

En este texto, comenta lo que un servidor preparaba para la colaboración de hoy: ¿en dónde se encuentra el periodismo cultural en nuestro país?

Avilés Fabila, dice: “los suplementos aparecen y desaparecen en la chistera periodística. El camino del periodismo cultural es incierto, se refleja en revistas marginales, a través de Internet. Salvo los canales estatales, la televisión lo omite. Si algún escritor famoso cumple años, el Estado lo festeja, los medios reaccionan, luego vuelven al silencio”.

El también periodista reflexiona que “pocos diarios tienen suplemento cultural y apenas una página, quizá dos, de información cultural en un país que tiene una oferta artística impresionante”.

Asegura que “padecemos un proceso donde la cultura es menos apreciada por la prensa escrita y desdeñada por la televisión comercial. Hay egresados de universidades que aspiran a convertirse en periodistas culturales, yo mismo dirijo las tesis que de tal periodismo se hacen en la UAM-X; ¿dónde van a encontrar trabajo?”.

Confirmando sus palabras, el ensayista Gabriel Zaid, escribió un artículo titulado “Periodismo Cultural”, en marzo del 2006. En el largo texto que publicó la revista cultural Letras Libres, Zaid anota las razones del lamentable estado del periodismo cultural, del que la universidad es responsable con su legión de graduados de indómita incultura, y propone una primera práctica que cimente la lenta solución del problema: un ejercicio responsable de verificación de datos, práctica común en otras tradiciones.

El artículo comienza con una de las más grandes muestras que ha dado México en ignorancia…

Apunta que “no faltaron burlas cuando el presidente Fox se detuvo al leer Borges y pronunció Borgues. Era evidente que jamás había visto ni oído el nombre del escritor. Pero lo escandaloso no es tener esa ignorancia (que comparten millones de mexicanos), sino tenerla después de haber pasado por la educación pomposamente llamada superior”.

El también crítico político y cultural indica que lo mismo hay que decir del periodismo cultural, pues “lo escandaloso no es que se escriban reportajes, comentarios, titulares o pies de fotos con tropezones parecidos, sino que lleguen hasta el público avalados por sus editores”.

En su segundo párrafo continúa: “O no ven la diferencia o no les importa. Así como los títulos profesionales avalan la supuesta educación de personas que ni siquiera saben que no saben (aunque ejercen y hasta dan clases), los editores avalan la incultura como si fuera cultura, y la difunden, multiplicando el daño. El daño empieza por la orientación del medio (qué cubre y qué no cubre, qué destaca, bajo qué ángulo) y continúa en el descuido de los textos, los errores, falsedades, erratas y faltas de ortografía”.

Ambos me sacaron de la duda: el periodismo cultural se encuentra en peligro de extinción. Los periódicos nacionales a lo mucho dedican una o dos páginas a esta importantísima sección. No se diga los diarios locales porque estos de plano no dedican nada a la cultura y aunque haya excepciones, son nulos.

Las nuevas generaciones de comunicólogos y periodistas podrían encontrar opción al terminar sus estudios si se realizaran, como hace cuatro años se presentó la Primera Feria de Publicaciones de Arte y Cultura Index, donde acudieron las revistas de arte y cultura más representativas del país.

Actualmente son nulas las ediciones culturales, solo me vienen a la cabeza dos: Letras Libres y Algarabía. De ese tamaño es el problema. Milenio, Proceso, Vértigo, Emeequis, no cuentan porque son revistas políticas. Existen las revistas internas de universidades privadas y públicas, pero tampoco cuentan, pues sólo informan a sus estudiantes. Por ahí sería una buena opción de acercamiento al periodismo cultural y el nacimiento de fundar nuevas opciones para que este arte periodístico no muera.

No todo está perdido cuando todos ponemos nuestro granito de arena. ¡Que viva el periodismo cultural!

periodistahernandez@gmail.com

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