
Ciudad / Domingo 27 de Febrero, 2005
Turistas nacionales y extranjeros acuden al bar La Opera en busca de historia. Conocido por el plomazo de Pancho Villa, el lugar es uno de los más antiguos del país, ya que cuenta con la licencia número tres expedida desde 1876. Además, está catalogada como una pieza histórica por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
La ciudad capitalina alberga desde hace 129 años el bar donde el general Francisco Villa disparó al aire con su revolver para calmar el desorden que la gente tenía. La perforación de la bala que hizo el revolucionario aún se puede apreciar en el techo de este lugar
Zoraida Escudero Castellanos, dueña de La Opera desde hace 50 años, dijo a Crónica que no se puede tocar, ni mover nada del inmueble ya que todo es auténtico “desde que abrió sus puertas por primera vez en los tiempos de la Revolución. Lo único que se le da, es mantenimiento”.
Aseguró que a su bar no le afecta la modernización, ni los avances tecnológicos, sino lo externo, “lo que sucede, los plantones, las manifestaciones, las obras de remodelación, ese tipo de situaciones es lo que nos afecta. Aunque abran cinco restaurantes al lado, la ópera es la ópera”.
“Tenemos el respaldo del turismo, porque estamos en casi todas las guías de turista del mundo y ello debido a que la gente mexicana no valora su cultura y sus tradiciones”, agregó.
Por otra parte, el capitán de meseros del restaurante bar, Sergio González Escamilla, aseveró que frecuentemente asisten los políticos, Diego Fernández de Cevallos, Enrique Jackson, Joel Ortega, Pablo Gómez, Vicente Fox, y los artistas, Gonzalo Vega, Blanca Guerra, Susana González y el grupo de rock Molotov.
“A un año cuatro meses de laborar aquí, para mí sigue siendo y siempre será un honor trabajar aquí, porque este lugar es conocido internacionalmente y gente de otros continentes asiste después de ver en los libros que este bar es el más antigüo de México”, comentó.
Además, consideró que este tipo de lugares no pierden su estilo por una renovación tecnológica, sino por la falta de cultura que se inculca a las nuevas generaciones, “la falta de apreciación de la belleza”.
Por ello, invitó a las personas para que lleven a sus hijos para que “conozcan, vean y aprecien dichos lugares en el país, principalmente en el Centro Histórico y no se pierdan esas tradiciones”.
Por el bar han pasado desde Porfirio Díaz y su esposa Carmen Rubio; Emiliano Zapata, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos hasta el presidente de la República, Vicente Fox Quesada.
“La mayoría de funcionarios ha asistido, el único que ha faltado es el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador”, expresó la dueña.
La mujer mencionó que acuden celebridades de otros ámbitos como, José Luis Cuevas, Sofía Bassi, Carlos Monsiváis, Gabriel García Márquez y Jacobo Zabludovzky.
En el lugar se han filmado películas como, Pecado Original con Antonio Banderas y Angelina Jolie, videos musicales de Tania Libertad y comerciales de vinos internacionales.
La historia. La Opera fue fundada en 1876, por unas hermanas francesas que inicialmente la abrieron como una pastelería, dos años más tarde decidieron cambiarle de giro e inauguraron “esta joya nacional” — como la nombró la dueña— que hasta el momento se encuentra en la esquina de Cinco de Mayo y Filomeno Mata en el Centro Histórico.
El estilo colonial de La Opera es atractivo por la madera fina y bien conservada que ha perdurado a pesar del paso de los años, al igual que los muros, espejos, ventanales, pinturas, candelabros y lámparas con las que cuenta. En su mayoría, el decorado es marfil y color dorado.
Con un espejo en la barra que refleja el acomodo de los vinos, whiskys, cognacs y cervezas, llaman la atención de la clientela.
Los platillos como chamorros, paella, lechón, cabrito, caracoles tienen un costo que va de los 70 a los 180 pesos. Además, las bebidas son accesibles al bolsillo del cliente.

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