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sábado, 26 de septiembre de 2009

Custodia un fantasma la Hostería de Santo Domingo

Ciudad / Domingo 24 de Abril, 2005

Poseedora de la licencia de funcionamiento número dos en el Distrito Federal, la Hostería de Santo Domingo es uno de los inmuebles con más antigüedad en la ciudad que funcionan como establecimientos culinarios.

Conocida por albergar al fantasma de un monje y tener en sus paredes cientos de firmas y fotografías de personajes públicos quienes, desde 1860, la visitan para comer sus famosos chiles en nogada, la Hostería abrió sus puertas como restaurante en 1860.

A decir de Margarita Orozco Manzo, gerente y una de los dueños del lugar, la Hostería de Santo Domingo “puede presumir de ser el segundo sitio culinario más antiguo del país”, pues el establecimiento en obtener la primer licencia de funcionamiento es la cantina El Nivel y la tercer licencia se le otorgó al bar La Opera. Las tres se localizan en pleno Centro Histórico.

Margarita, orgullosa, afirmó que “los comerciantes del Centro Histórico nos dieron el nombre de “la Catedral de los chiles en nogada” y confesó que “otros restaurantes de prestigio vienen a comprarnos y surtirse de chiles en nogada para revenderlos, pero no quiero decir sus nombres porque no es ético”.

Estilo. Colonial y barroco la Hostería de Santo Domingo alberga en sus amplias paredes de tres por cuatro metros e incluso más grandes, cuadros de pintores y fotografías de los actores, periodistas y políticos que han visitado el lugar.

Sus mesas de madera, cubiertas con manteles amarillos, blancos y azules, que combinados con los colores rosa y blanco de las paredes, son una muestra de la algarabía mexicana, que se complementa con el tradicional papel picado que cuelga de sus techos.

Una de sus principales características son las cientos de firmas que están en los muros y arcos internos. Entre ellas destacan las de María Félix, Mario Moreno Cantinflas, Angélica Vale, Angélica María, Jacobo Zabludovsky e incluso la del secretario de Gobernación, Santiago Creel, y el desaforado Andrés Manuel López Obrador.

“José Alfredo Jiménez, poco antes de morir, habló a la hostería para pedir unos chiles en nogada, y así poder descansar en paz”, expresó Margarita.

Nadie se los acaba. La especialidad de la casa son los chiles en nogada.

“Nuestros chiles en nogada cuestan 155 pesos y cada pieza pesa de medio kilo a 600 gramos. La gente pide medio chile porque nadie se lo acaba, prefieren llevárselo porque están muy grandes”, relata Margarita.

Aclaró que en la hostería “no es caro, más bien es la cantidad de la comida, y un platillo que data de 1821 debe ser bien preparado”.

Según marca la historia, el origen de los chiles en nogada data de los tiempos de Agustín de Iturbide, cuando éste viajó a Puebla y las monjas del Convento de Santa Mónica idearon un platillo que simbolizara los colores de la bandera nacional (trigarante) para celebrar la firma del Tratado de Córdoba.

Margarita Orozco manifestó que para poder tener disponible el platillo todo el año, traen la materia prima de diferentes estados de la República.

“Los ingredientes los traemos todo el año de Puebla, pero en diciembre y enero, los meses más difíciles porque no hay granada, la conseguimos en Jalisco, que es cuando se da ese fruto”, dijo Orozco.

Además de los chiles en nogada, la Hostería de Santo Domingo cuenta con un menú que está integrado por 70 platillos, en donde destaca la pechuga ranchera con nata.

Fantasma Guardían. A decir de Margarita “aquí es seguro, y lo afirmamos porque la hostería es vigilada por el fantasma de un monje que se pasea por todo el interior del lugar, ya que antiguamente —y como su nombre lo indica—era un lugar sagrado, de santos”.

Desde que alzó su cortina, nunca ha cerrado. Lleva cerca de 53 mil días recibiendo comensales.

Por sus pasillos han transitado los presidentes de la República José López Portillo, Luis Echeverría y Miguel de la Madrid, quienes en una ocasión coincidieron y se sentaron en la misma mesa a comer chiles en nogada.

Tradición vs modernidad. La Hostería de Santo Domingo es administrada por la familia Orozco Manzo. Rocío, Salvador, Sergio y Margarita se turnan diariamente, los 365 días del año, para recibir a los clientes, algunos procedentes de otros estados de la República, para degustar las enchiladas verdes, otra especialidad de la hostería.

Ante los cambios y transformaciones que va teniendo día con día la ciudad, Margarita Orozco no cree que a este tipo de lugares los devore la modernización, porque “los turistas de todo el mundo que llegan buscando nuestra hostería y los clientes selectos y frecuentes que vienen todo el tiempo levantan el negocio”.

Aunque reconoció que sobrevivir es difícil porque se tienen que ir ajustando a los cambios y exigencias de la gente y las autoridades capitalinas.

José Luis Herrera Sánchez, mesero con 44 años laborando en el lugar, expresó que “es un gran orgullo trabajar en lugares como estos, llenos de tradiciones y costumbres que dejaron nuestras raíces indígenas”.

“No por nada es conocida como la mejor en preparar chiles en nogada”, indicó.

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